octubre 05, 2009

Cuando el presidente de Hungria visita NZ...

Ya va más de un mes que no agregamos nada nuevo en las Kiwiaventuras, las ocupaciones nos han mantenido muy entretenidos, entre bebé, trabajo, estudios y mudanza...

En fin, no podía dejar sin comentar sobre la forma en que se trata a los dignatarios internacionales en Nueva Zelanda:

Hace unos días vino el presidente de Hungría a visitar Nueva Zelanda, y se ofreció a dar una conferencia sobre sustentabilidad en la universidad. Nuestros compañeros de Relaciones Internacionales fueron los encargados de organizar la conferencia. Mandaron un e-mail a todos los posibles interesados (estudiantes, maestros, etc.), pidiendo que se registraran, si deseaban asistir, y por favor presentarse 15 minutos antes de la hora, con identificación.

Dicho y hecho, fui al auditorio donde se iba a dar la conferencia, 15 minutos antes de las 12:00 pm. Pero no parecía que hubiera nada! El auditorio estaba lleno de alumnos que estaban en clase, que terminaba a las 12:00 pm, y en la entrada había dos guardias de seguridad de la universidad (obviamente sin pistolas, sin armas de ningún tipo, eso sería escandalizante!!). Que sí, ahí iba a ser la conferencia.

Poco a poco se fueron acercando los interesados, se hizo una fila a la entrada, mientras esperaban que los alumnos salieran de clase. Uno de mis compañeros de Relaciones Internacionales empezó a acercarse a los de la fila, checando si en su lista estaba el nombre de cada quien, y revisando la identificación. No iba a terminar nunca! Así pues, nos pidieron a 2-3 compañeros de la oficina que le ayudáramos. Simplemente recorrer la fila y pedirles su identificación, marcarlos en la lista si estaban registrados, o pedirles que se hicieran a un lado si no estaban en la lista. Cero seguridad. Los "rechazados" en realidad podían caminar dos pasos y re-integrarse a la fila sin que nadie se diera cuenta. Pero es muy probable que nadie lo haya hecho.

Por fin fue hora de entrar, y al final nuestro compañero nada más se asomó a ver si todavía había lugares, y al ver que sí, les dijo a los que no se habían registrado: "pásenle a lo barrido"... sólo una de las representantes del presidente protestó, que por lo menos anotaran los nombres de los colados! Así que eso fue todo lo que hicimos.

Cinco minutos después llegó el presidente con su comitiva, dió su conferencia, y volvió a salir con toda tranquilidad. Nada de qué preocuparse. 15 minutos después empezaba la siguiente clase en el mismo auditorio.

Por eso me gusta Nueva Zelanda: la gente todavía es gente y la paranoia es cosa de los frustrados.